
Papi es diplomático, tiene conexiones. Consiguió boletos para Burdeos esa misma tarde.
Allá van con sus maletas y lo puesto, a la estación Montparnasse. Miles de refugiados se agolpan en los andenes. Los niños lloran, la policía empuja, los novios se despiden y los pasajeros cuentan historias terribles en cinco idiomas.
El tren parte con retraso. Se detiene en Châtellerault, Poitiers, Ruffec, en Angoulême y en Libourne. Los caminos están repletos de carros y camiones. Los aviones pasan por encima y los pasajeros se asoman por las ventanas, cada vez más asustados.
Llegan a Burdeos justo para oír la última transmisión de la Marsellesa.
Todos lloran. Francia se jodió.
Última transmisión radial oficial de la III República. La Marsellesa llena de estática e interferencia, captada probablemente por una estación militar alemana.
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